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viernes, 31 de enero de 2020

La rebelión en la granja de George Orwell




La mala administración, de cualquier organismo, cuerpo o entidad, siempre generan como corolario una herida en su tejido y entramado, y todo tejido dañado busca restablecer su normalidad, aún cuando necesite pasar por desórdenes o turbulencias para recuperarse de los daños. La revolución francesa, los cismas religiosos, los movimientos guerrilleros en Centroamérica, los golpes de Estado propiciados por derechas o por izquierdas, son una muestra rápida de situaciones de quiebre, de momentos donde la atmósfera se ha vuelto irrespirable, de momentos históricos donde se evidencian que un ethos ha llegado hasta su culmen y se pide una nueva representatividad, una nueva sensibilidad que dé cuenta de los hechos. No hay dos procesos revolucionarios idénticos: se pueden esquematizar o agrupar según grados de semejanzas, pero fuera de los manuales de sociología y política, la ficción tiene una voz diferente para intentar explicar los conflictos: no reduce la realidad a un relato basado en frías cifras, sino que al contrario, lo humaniza.

Así como el concepto del mito se ha trastocado hasta la borradura de equipararlo con la mentira, la ficción muchas veces ha sido desdeñada como algo accesorio, fútil, evasivo. Nada más impreciso. Existe una característica oracular en la literatura que es evidente: cifra uno de los posibles futuros y recrea mundos que pueden ser observados y analizados. El trabajo literario de Orwell es elocuente, si en 1984 la sociedad vive bajo un sistema opresivo y totalitario amparado en las mentiras, en Rebelión en la granja somos espectadores de cómo las buenas intenciones —parafraseando el antiguo adagio— son capaces de pavimentar el camino directo al infierno.

George Orwell
Recordemos que en Rebelión en la Granja se nos presenta una sociedad agraria compuesta por animales, quienes generan una revuelta para sacar a los granjeros humanos bajo consignas revolucionarias. La gesta se ancla al pasado con un hecho específico: un viejo cerdo, respetable por sus canas y experiencia, hace un llamado, un discurso sentido en el que hace hincapié de las graves desigualdades que sufren los animales en la granja. Su mera función de orador transmuta a la de los antiguos predicadores pero a la inversa; sus palabras no hablan del cielo o del paraíso prometido, sino de una sociedad más justa acá en la Tierra: la Idea ya existe, y sabemos que las ideas no se pueden acallar, ni aún quemando todos los libros o reprimiendo a sus difusores. En el contexto de la novela, la rebelión la encabezan los cerdos, los más astutos del grupo heterogéneo compuesto por ratones, gallinas, patos, perros, entre otros. Los animales tienen un planteamiento irrebatible sobre su condición: como animales llevan siglos de maltrato y sufrimiento, atados a la tierra y explotados por una clase inepta que los desprecia. Es así, y aquello suena aterradoramente actual. Pero sigamos con la trama: por ineptitud de los granjeros, por una administración ineficiente e irregular, sumada a la fuerte organización de los animales, se lleva a cabo una revuelta que resulta victoriosa: los granjeros se ven superados en la rebelión y huyen despavoridos, quedando la granja en manos de los propios animales, quienes establecen nuevas normas de convivencia, disminuyendo las horas de trabajo, y repartiendo de forma más equitativa los bienes, instaurando un tipo de socialismo que en un primer instante nos parece benévolo y justo por donde se examine. No obstante en aquella sociedad ha eclosionado una nueva organización, y una nueva organización requiere además de instituciones, una política y una economía, y es en ese instante de puro idilio y felicidad, donde se incuba lo que vendrá después.

Y lo que vendrá después es el horror



El grupo de los cerdos, luego de establecer un nuevo orden, comienza lentamente a llevarse más privilegios que el resto de la granja, argumentando que ellos, al ser los iniciadores e intelectuales de la rebelión, y ser por ende los administradores de este nuevo proceso, por derecho propio tienen más obligaciones que el resto. Los primeros símbolos que erigen es un himno (Bestias de Inglaterra) y una serie de normas de convivencia, que devienen casi en mandamientos bíblicos, sobresaliendo el de rechazar el daño de un animal sobre otro animal, recalcándose que existe un enemigo al que se debe rechazar siempre: la Humanidad:
 “Todo lo que camine sobre dos pies es un enemigo. Lo que camine sobre cuatro patas o tenga alas, un amigo. Y recuerden también que en la lucha contra el Hombre, no debemos llegar a parecernos a él.”

Los días idílicos y de bonanza duran poco en esta nueva granja. Las ansias de poder provoca una lucha intestina entre los mismos cerdos, agregándose una serie de componentes que terminan por socavar la utopía: purgas, traiciones, creación de un enemigo externo, abandono de la agricultura en pos de la industrialización, vejaciones, crímenes, procesos injustos y ejecuciones crueles. ¿Exageraba Max Weber cuando afirmaba que quien entra en política hace pacto con el diablo? El sociólogo alemán utilizaba esta frase para dejar en claro que los caminos de la política no son los caminos del alma ni del espíritu, más bien son los caminos del consenso, del pactar con fuerzas opuestas en pos de una colectividad siempre variada y cambiante. Pero la política, bien sabemos, puede trocar el diálogo y la palabra por las armas y la guerra.

¿Qué ocurre entonces al interior de la granja, si ya liberados del yugo de los humanos, los animales se han organizado, y pese a todo no pueden establecer un sistema de paz y fraternidad? ¿Cómo es posible que las mismas leyes, rígidas en su aplicación se desvirtúen al grado de convertir la utopía en una sanguinaria distopía? Ricardo Piglia afirmaba que todo poder político es siempre criminal, y aquella afirmación la realizaba por medio de uno de sus personajes en Respiración Artificial, novela que también reflexiona en torno a los estados corruptos que, como los mundos orwellianos, han abandonado el camino de la solidaridad y el respeto para adentrarse en los inexpugnables pantanos de la paranoia y la venganza. Y no hay sociedad que tarde o temprano se vea en aquella encrucijada.  

viernes, 25 de octubre de 2019

Utopía, rebelión y estados policíacos en la ficción


Últimamente han circulado, con mayor o menor adherencia, dos teorías contrapuestas y paranoicas sobre la verdadera situación en Chile. Es interesante que ambas, como en toda explicación racional y plausible, desarrolla sus argumentos de forma limpia, pero anclada en una serie de supuestos que sólo podrían ser contrastados y evidenciados  bajo un acucioso trabajo de inteligencia, más por la gravedad que por la originalidad de lo que sugieren. Desde la derecha se enarbola la tesis del Comité de Insurrección, arguyendo la existencia de infiltrados en el tejido social, células o grupúsculos con ideas filomarxistas (como los revolucionarios bolivarianos) y terroristas (como Individuos tendiendo a lo Salvaje), que apoyados por el narcotráfico, han ejecutado de forma encadenada un colapso a puntos vitales para provocar el caos y agudizar la crisis, apoyándose, cómo no, en el innegable descontento social por todas las precariedades manifiestas de nuestro sistema. La izquierda no unifica ninguna conspiración, pero se repite constantemente la idea de los montajes y del auto-sabotaje, como robos en los supermercados, obstrucción de calles y quemas de estaciones de Metro, todo con la finalidad de atemorizar a la población, y que ésta, viendo el desabastecimiento, viendo que se está viviendo en la ley de la calle, pedirán la salida de los militares, lo que desencadenará un eventual golpe o relevo con el Gobierno para caer en una nueva dictadura castrense. Así se afianzará un sistema y la oligarquía no perderá sus privilegios.

Pero la realidad no puede sustraerse a explicaciones, menos esquemáticas. Las ficciones, que leemos con tanta atención, están ahí no sólo porque son fábulas morales, mecanismos retóricos y orgánicos que se instalan en nuestras mentes para desconectarnos y reconectarnos con realidades simuladas, sino que también articulan espejos que nos reflejan. Pero además se puede leer (en las mejores obras literarias) el porvenir, casi como cartas de amor encriptadas que intentan captar un espíritu, un Zeitgeist que intenta describir el mundo de ahora o el que se desatará en los próximos minutos.

A continuación un breve repaso, una selección de las muchas obras universales que describen situaciones límites, revoluciones, universos cerrados y estados policíacos.

Nosotros, de Yevgueni Ziamiatin (1924)

¿De qué se trata? La despersonalización avanza hasta los límites en que los nombres propios no existen y han sido reemplazados por un número (¿les suena conocido?). Los habitantes de esta sociedad, albergados en la Ciudad de Cristal manejada por el Estado Único, han llevado hasta las últimas consecuencias los ideales de higiene, transparencia y efectividad social. Sus habitantes intercambian de pareja de forma aleatoria según una fórmula azarosa, evitando de esta forma lazos emocionales fuertes, las viviendas son transparentes, y todos los horarios, tanto de ocio, placer y trabajo, están estrictamente regulados.
¿Qué pasa? D-503, el narrador de esta distopía cuestiona las bondades de esta sociedad, regidas por un solo hombre representante del Estado, pues la felicidad ha sido delimitada a un conjunto de reglas inviolables: para frenar el descontento de los que se oponen al sistema, se les practica una lobotomía para erradicar para siempre la imaginación y la fantasía, consideradas como armas letales contra un sistema único que no da espacio para la individualidad y menos para las expresiones de amor o compromiso.

Rebelión en la granja, de George Orwell (1945)

¿De qué se trata? Se nos presenta una sociedad agraria compuesta por animales, quienes generan una revuelta para sacar a los granjeros humanos, bajo consignas de revolucionarias. La rebelión la encabezan los cerdos, los más astutos del grupo heterogéneo compuesto por ratones, gallinas, patos, perros, entre otros. Este grupúsculo, de forma muy honesta, plantea que como animales llevan siglos de sufrimiento, atados a la tierra y explotados por una clase inepta que los desprecia. Por ineptitud de los granjeros y la fuerte organización de los animales, se lleva a cabo una revuelta victoriosa: los granjeros se ven superados en la revuelta y huyen, quedando la granja en manos de los animales, quienes establecen nuevas normas de convivencia, disminuyen las horas de trabajo, y reparten de forma más equitativa los bienes.

¿Qué pasa? El grupo de los cerdos, luego de establecer un orden, comienzan lentamente a llevarse más privilegios que el resto de animales, considerando que ellos tienen más derechos al tener más obligaciones en la nueva sociedad que componen. Las ansias de poder y de tener más provoca una lucha intestina entre los mismos cerdos, agregándose una serie de componentes que terminan por socavar la graja idílica y convertirá en un lugar de muerte y horror: purgas, traiciones, creación de un enemigo externo, abandono de la agricultura en pos de la industrialización, vejaciones, crímenes, procesos injustos y ejecuciones crueles.

El eternauta, de Oesterheld y Solano López (1957)

¿De qué se trata? La historia parte en la casa de un guionista de historietas en un tranquilo barrio, el cual es visitado por un personaje llamado Juan Salva, quien se materializa ante sus ojos ¿qué busca aquel ser desconocido surgido de la nada? Afirma que viene del futuro y que está ahí para referirle sucesos de crisis que vendrán muy pronto, sucesos en el que la raza humana se encuentra en una lucha encarnizada contra fuerzas alienígenas.

¿Qué pasa? Durante la noche —todo esto lo relata Juan Salva al perplejo guionista— en la que se encontraba reunido con un grupo de amigos jugando truco, un corte de luz y una noticia radial los sumerge en una siniestra realidad: una intensa nevada ha recubierto toda la ciudad, nevada mortal que asesina en segundos a cualquier persona que la respire. Desde la casa del protagonista, los hombres comprueban que no sólo el silencio domina las calles: autos chocados reposan inmóviles entremedio de la calzada y un centenar de cadáveres recubren las avenidas.  En un punto crucial de la historieta, los protagonistas, atrincherados en su hogar con alimentos y bebidas para vivir tranquilamente, son asediados por los militares, quienes andan a la búsqueda de hombres sanos y fuertes para repeler el ataque. ¿Qué hacer? ¿Quedarse refugiado junto a su familia o dejarlos y embarcarse en la guerra? En ese dilema se desata toda la historia.

Memorias encontradas en una bañera, de Stanislaw Lem (1961)

¿De qué se trata? En un futuro sin libros debido a una catástrofe científica que aniquiló todo rastro de tejido vegetal, se intenta reconstruir la historia reciente de la humanidad, no sólo de la edad antigua o moderna, sino que de los últimos siglos. Para ello, se ha encontrado el diario de vida que relata cómo era la existencia en un mundo cerrado bajo tierra, un mundo controlado por militares y con una burocratización desquiciada bautizado como El Nuevo Pentágono, ubicado en algún lugar de las montañas

¿Qué pasa? En efecto, la obra del polaco bebe muy directamente de El Proceso de Kafka, el cual es el paradigma de las injusticias sociales son generadas no siempre por una mala voluntad en expreso, sino porque el sistema legal es incapaz, incompetente, que tienda a ser totalitario porque busca abarcarlo todo, pero se llena de trabas, se burocratiza hasta el hartazgo. En memorias, el protagonista del diario recibe una misión en la cual tiene que llegar hasta determinado lugar para investigar algo o alguien indeterminado, no sabe qué, sólo que debe avanzar entre el complejo laberíntico para atravesarse con hombres ocupados en tareas que desconocen. Nadie sabe qué está haciendo realmente, nadie entiende cuáles son sus reales propósitos, sólo la cárcel laberíntica es la realidad.

Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick (1974)

¿De qué se trata? Un EE.UU de 1988 invadido por policías y militares, producto de una segunda guerra civil,  es descrito con perplejidad desde la perspectiva de un cantante famoso, que de la noche a la mañana parece ser que todo el mundo lo ha olvidado: siendo un don nadie, sin contactos, ni identidad, ni dinero, debe sobrevivir en los márgenes de la ciudad donde conviven las clases más bajas, compuesta principalmente por estudiantes universitarios y otros sobrevivientes que intentan eludir desesperadamente los constantes controles policiacos, moviéndose en estrechos edificios grises y tratando de llegar vivos al final del día. Además del control policial, se han llevado a cabo diversos experimentos, en especial la eliminación constante de la población negra, esterilizando a la población para que nazcan menos individuos de piel oscura, a cambio, claro está, de que no se pueda ejercer ninguna clase de violencia criminal hacia ellos, resultando en un paradojal retiro no violento programado de un grupo étnico completo.

¿Qué pasa? La novela deja entrever que el alto consumo de drogas, en especial las que tenía acceso el protagonista cuando era un famoso presentador y cantante (al estilo Luis Jara), además de provocar pérdida de identidad y brotes psicóticos, pueden alterar la realidad, pero también pone de manifiesto los privilegios de los que goza una elite, contrastado con la vida de semi-proscritos que llevan los marginados por un sistema policiaco y de hipervigilancia.

Respiración artificial, de Ricardo Piglia (1992)

¿De qué se trata? Junior, un periodista que se mueve en una misteriosa Buenos Aires, casi opresiva debido a una dictadura militar invisible, que no obstante se percibe bajo señales pero sin signos de violencias explícitos. La trama se inicia cuando Junior recibe un llamado acusando que existe una máquina capaz de generar ficciones que pueden suplantar la realidad o de generar relatos que no se pueden distinguir si son reales o simple ficción. Uno de esos relatos, grabados en un casete, son reproducidos: se relata con horror una matanza que podría ser humana o animal de forma muy ambigua.

¿Qué pasa?  Lo más difícil de precisar es realmente qué pasa. La trama principal se diluye y se va contaminando por relatos que parecen tener correlatos con la historia argentina de los años 20, una mención al escritor Macedonio Fernández quien parece ser central como ideólogo de La Máquina: tras la muerte de su esposa ha decidido crear una realidad paralela en la que tanto él como ella siguen vivos. ¿Pero qué hace la Máquina? La peligrosidad de ella radica en que, al igual que en la enciclopedia borgeana de Tlön, ésta podría terminar destruyendo el discurso oficial. “Todo poder político es criminal”, dice en una parte”, “el presidente está loco y sus ministros unos psicóticos.”

Bonus Track

Oink, el carnicero del cielo, de John Mueller (1997)

¿De qué se trata? Cómic que lleva hasta las últimas consecuencias la narración de una vida en una sociedad esclavista y controlada por una Iglesia degenerada y un grupúsculo de  tecnócratas con ambiciones ilimitadas. Para sostener este sistema, podrido hasta los cimentos, se ha creado al “obrero perfecto”, genéticamente y en laboratorios,  mezclando el ADN de cerdos y humanos, naciendo así una raza porcina con alta resistencia muscular y una inteligencia limitada, perfecta para la explotación capitalista.

¿Qué pasa? Oink, uno de los tantos obreros esclavizados, descubre la sarta de mentiras con la que ha crecido no sólo como invididuo, sino que su clase completa. El cielo, lugar en el cual se desarrolla la acción de la novela gráfica, es un lugar atestado de industrias, contaminación y hacinamiento absolutos, lugar que además está protegido por los ángeles, una especie de policía secreta represiva dispuesta a matar a cualquier que se oponga a cuestionar el sistema.
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